Ya hemos visto en un artículo anterior cómo la halterofilia está unida al crossfit y que son muchos los crossfiteros que implementan su práctica específica a sus entrenamientos. La verdad es que el crossfit ha despertado un gran interés sobre el mundo de la halterofilia en muchos deportistas que desconocían este deporte en profundidad.
La halterofilia destaca por su trabajo de fuerza, centrando su objetivo en elevar cargas de peso en dos movimientos principales: las cargadas (cleans) y las arrancadas (snatchs). Pero, si profundizamos en los aspectos más importantes del entrenamiento de esta disciplina, los deportistas de élite destacan la fuerza física, la técnica, la velocidad y el control mental.
Lidia Valentín, mejor atleta española en esta disciplina, comentó en una entrevista publicada en lasprovincias.es, en mayo de 2014, que “lo físico se entrena. Pero la clave está en la mente. En un segundo te juegas todo”.
En otra entrevista publicada en mundodeportivo.com, en noviembre del 2014, Lidia refiere:
“El aspecto psicológico será fundamental para conseguir una medalla. Igual que el físico, el control mental es igual o, más importante, para conseguir éxito. Hay que estar bien y con una técnica súper pulida. También hay que tener un estado mental increíble. Por mucho físico que hayas desarrollado, si tu estado mental no es el óptimo, no va a servir de nada. O te vienen dudas, o se te cruza algún tipo de pensamiento en ese segundo y, entonces, es complicado y algo fracasará, seguro».
Edel Márquez, medallista de bronce (69 kilos) en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Singapur-2010 y principal promesa de la halterofilia cubana, aseguró en la página noticias.lainformacion.com en marzo del 2013 que su mejor virtud sobre la plataforma es la psicología. Los atletas de élite conocen la importancia de entrenar los factores psicológicos, por eso, además de entrenador y nutricionista, integran en sus equipos técnicos a un psicólogo deportivo.
¿Qué variables psicológicas podríamos destacar en la halterofilia? ¿Qué debo entrenar para el control mental?
Piensa en ese momento en el que vas hacia la barra, te colocas junto a ella, la miras desde arriba, delante de tus zapatillas, respiras… Es el momento. Unos te miran, otros comentan. Abres tus manos. La barra te espera… ¿Qué sientes? ¿Qué piensas? ¿Qué necesitas? Responder a estas preguntas te ayudará a saber lo que tienes que trabajar. Entrenar el control mental en la halterofilia parte por trabajar:
La concentración
Ser capaz de situarse en el “aquí y ahora”. Si cuando te sitúas en el momento clave te asaltan pensamientos sobre un levantamiento anterior fallido o sobre las consecuencias que tendrá lo que hagas en este, debes entrenar la concentración. Debes ser capaz de abstraerte de todo y centrarte en el levantamiento que debes realizar en ese momento como si fuera el único. Solo así podrás dirigir toda tu energía en la dirección deseada.
La atención
Supone ser capaz de seleccionar la información necesaria para realizar correctamente el ejercicio sin que te distraigan estímulos externos o internos irrelevantes. Pueden ser distracciones externas como el ruido del público, el movimiento de otros competidores o la mirada del juez. Los estímulos internos que pueden desviar nuestra atención pueden ser desde una molestia muscular hasta una sensación de duda o un torbellino de pensamientos contradictorios. Si no eres capaz de focalizar tu atención en la dirección y amplitud necesarias, lo más fácil es que fracases en tu intento.
El nivel de activación
Haz un ejercicio de memoria y busca ese día en el que entrenaste con unas sensaciones buenísimas, ese en el que conseguiste hacer levantamientos con tu máximo sintiéndote tan bien como nunca. Imagina ahora que pudieras recuperar esas mismas sensaciones cada vez que te enfrentas a un levantamiento importante, recuperar ese punto de energía que te lleva a tu pleno rendimiento. Nuestro estado cognitivo y emocional varía en función de las circunstancias y afectan a nuestro estado físico. Situaciones familiares, problemas laborales, entrenamientos malos o la presión de la competición pueden generarnos estos cambios en los momentos menos deseados. Aprender a identificar nuestro nivel óptimo de activación, saber cómo mantenerlo a lo largo de una competición o incluso saber cómo alcanzarlo cuando no lo tenemos es clave para conseguir maximizar nuestro rendimiento.
El control emocional
Como acabamos de decir, nuestro estado emocional influye en nuestro estado físico y por tanto en nuestro rendimiento. Un estado emocional negativo afecta a nuestra forma de interpretar la situación, haciendo que percibamos el ejercicio con más complicaciones, influyendo en nuestra autoestima y disminuyendo nuestra motivación. También afecta a nuestra atención, focalizándola en estímulos distractores. Todo ello genera tensiones e incluso agarrotamientos que provocan movimientos toscos, fallos de coordinación motora y errores técnicos. Sobra decir lo importante que es, por tanto, aprender a controlar los estados emocionales y manejarlos hacia nuestro beneficio.
Estos parámetros son destrezas que se aprenden y, por tanto, que pueden mejorarse y desarrollarse a base de trabajos específicos con el objetivo de conseguir el máximo rendimiento en los momentos clave.