Son muchos los grandes deportistas que afirman que el secreto del éxito se encuentra en la mente. Hay que entrenar duro, trabajar la técnica y cuidar la alimentación y el descanso, pero es el cerebro el que toma las decisiones y dirige nuestros pasos hacia nuestra meta. Es la influencia de nuestros pensamientos los que van a hacer que lleguemos hasta el final haciendo un buen trabajo o que nos detengamos antes de tiempo.
Ahora imagina que pudieras adentrarte en la cabeza de Rich Froning, de Ben Smith o de Katrin Davidsdottir y descubrir qué piensan, cuáles son esos pensamientos que les llevan a ser los mejores. Estos grandes del crossfit, además de poseer un físico de titanes, tienen en cuenta que es su cerebro el que domina cada acción que realizan.Metámonos en sus cabezas y descubramos ¿qué piensa la mente de un ganador?
1. Éste es mi objetivo y éste es mi plan para conseguirlo.
Una mente ganadora no entrena sin rumbo. Una mente ganadora fija un objetivo y prepara un plan para conseguirlo. Ganar no significa vencer al otro, ganar significa conseguir una meta. Este planteamiento ayuda a concentrar nuestras energías en una dirección y activa una serie de mecanismos internos que permiten estar receptivos ante cualquier recurso que facilite su consecución.
¡Vamos! Toma papel y boli y escribe: ¿Cuál es mi objetivo? ¿Qué quiero conseguir? Debes plantear un objetivo concreto y específico, que puedas medir, que sea realista y alcanzable a la par que suponga un reto y marcar un plazo de tiempo posible. Por ejemplo: no vale decir “quiero hacer HSW” (handstand walk o andar con las manos). Debería ser más bien “quiero recorrer 30 metros de HSW en X meses” o “quiero hacer 10 pull-ups butterfly unbroken en X semanas” o “Fran por debajo de X minutos en X meses”. Cuando lo tengas claro, planea: ¿Qué pasos intermedios necesito dar para conseguirlo? Márcate pequeños objetivos alcanzables que te permitan acercarte a tu meta.
2. Creo en mí. Puedo hacerlo.
Una mente ganadora demuestra confianza y seguridad. Somos los que pensamos, porque el cerebro se cree aquello que le decimos y actúa en consecuencia. Si crees que puedes, el cerebro entra en ese estado de éxito y segrega una serie de hormonas que influyen en la toma de decisiones y en asumir riesgos. Si piensas que no puedes, tu cerebro lo creerá, segregará cortisol (hormona del estrés) que hace que evitemos correr riesgos, enviará el mensaje “no puedo hacerlo” al resto del cuerpo y el cuerpo responderá.
No sueltes el boli y continúa escribiendo: ¿qué piensas sobre tus capacidades para lograr cada paso que te has marcado? Si has puesto cosas como “creo que no podré hacerlo”, “no soy suficientemente fuerte”, “no soy capaz de realizar bien el ejercicio”, ¡bórralo cuanto antes! Tienes dos opciones, o replantearte tus objetivos porque no son realistas o recapacitar sobre tus posibilidades. Ahora sí: “Puedo hacerlo” “Soy capaz” y repítelo, repítelo, repítelo… Parecerá que los astros se alinean para que lo logres pero solo eres tú dirigiendo tu energía hacia la consecución de un objetivo.
3. Quiero estar donde estoy.
Una mente ganadora no pierde de vista el motivo que le ha traído hasta aquí y lo que quiere conseguir. Es fundamental para no quedarse en el camino, para no sentir frustración ante cualquier complicación y no derrumbarse por tanto esfuerzo invertido, a veces sin gratificación. Una mente ganadora no olvida el fin último de por qué hace lo que hace. Por eso no tira nunca la toalla. La coge, se seca el sudor y sigue. Sólo así es como uno llega hasta el final.
Piensa: ¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es el fin último? Puede ser por superación personal, por conseguir un físico, por saber hasta dónde puedo llegar… Esta respuesta escríbela en un folio con letra grande y ponlo en un sitio visible. Que cada día puedas verlo y recordarlo. Es la esencia de por qué quieres estar donde estás aunque no siempre sea fácil. Cuando tengas un mal día de entrenamiento o una mala competición, recuerda esta premisa y te ayudará a continuar. Será una inyección de motivación.
4. Visualiza el éxito.
Una mente ganadora puede verse realizando aquello que quiere conseguir, ejecutando correctamente un ejercicio o finalizando un WOD en el tiempo. Esto activa también una serie de mecanismos efectivos en el cerebro. Como he dicho antes, el cerebro cree lo que pensamos. Al visualizarnos, por ejemplo, realizando con éxito un ejercicio determinado, el cerebro cree que lo hemos hecho y que solo hay que repetirlo. Las órdenes para ejecutar esa conducta irán dirigidas a reproducir dicho pensamiento.
¡Ojalá fuera tan fácil! -habrás dicho. Pero esta técnica requiere mucha práctica y aprendizaje eficaz. Empieza por dedicar 5 minutos cada día a visualizar detalladamente cada éxito que quieras obtener y ve ampliando ese tiempo. Cada visualización a conciencia te acercará más al éxito.
5. Yo soy el responsable de mis resultados.
Una mente ganadora piensa que cada logro y cada fracaso es responsabilidad de uno mismo. Es lo que se llama locus de control interno. Esto supone creer que lo que ocurre depende de la acción de uno mismo, asumiendo el control pleno de su conducta de forma activa. Esta percepción de control sobre la situación genera una sensación de poder sobre las circunstancias y la capacidad de manejarlas. Si los resultados son buenos, esta forma de pensar favorece la autoestima y la autoconfianza, variables psicológicas esenciales para aumentar el rendimiento. Si los resultados no son buenos, nos da la posibilidad de ponerles solución, aprendiendo de los errores y dirigiendo nuestra energía hacia la superación.
Ya sabes, coge papel y boli y empieza a construir tu mente de ganador. Escribir hace que el cerebro centre su atención, construya una base de actuación y aumente nuestro sentido de la responsabilidad. Ordena tus ideas, dale forma a tus objetivos y ¡a por ellos! El camino que recorras depende de ti.