Te pone en forma, te moldea la figura, adelgaza, te hace superar tus límites, conoces gente nueva y te pone de buen humor. Con un poco de esfuerzo, obtendrás una recompensa enorme. ¡Ya estás tardando en probar el crossfit!
Empecé a practicar crossfit en 2013 después del nacimiento de mi segunda hija y lo nuestro fue un amor a primera vista. Siempre he sido una persona activa, pero un trabajo absorbente, dos embarazos y todo lo que ello implica en la vida de una mujer moderna que quiere llevar todo para adelante, provocó que dejara de lado mi vena más deportista. En mi juventud – no es que ahora sea vieja, pero si que antes era más joven – nunca me planteé tener hijos, pero sí es verdad que siempre decía entre bromas “Si alguna vez soy madre, yo voy a ser una MILF” (inglés “Mom I’d Like to F…” – se traduce en español como MQMF, “Madre que me F…”). Así que, decidida hacer del dicho un hecho y llegar a convertirme en una “hot mama” (ya quisiera yo, pero bueno, me divierto en el intento) llegó el momento de inscribirme en un Fitness Boot Camp, es decir un campamento de esos intensivos para mujeres en plan militar y fue allí donde comenzaron mis primeros pinitos en el mundo del crossfit. Y el “subidón” fue tal que ya no pude parar. A ti, lo creas o no, te puede pasar lo mismo. Así que toma nota de los diez mandamientos de la perfecta mujer crossfitera:
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No hay excusas.
Hace frío para salir de casa, los niños, el trabajo… Cualquier motivo es aparentemente bueno para saltarse un entrenamiento, pero no lo hagas. Busca las respuestas correctas para tirar por tierra los malos pensamientos: abrígate, busca canguro y organiza tu tiempo.
Guapa, pero práctica.
A la hora de entrenar, ten claras tus prioridades: buenas zapatillas, ropa técnica y, sobre todo, un buen sujetador que mantenga todo en su sitio.
¡Di adiós a la culpa!
Cada vez que voy a hacer crossfit, mis hijos se quedan llorando tras la puerta de casa, los gritos se oyen desde el portal, pero, a los cinco minutos, ya se han callado. Y, a la media hora, su madre, o sea yo, regresa a casa feliz y renovada. Reservarnos una parcela para cuidarnos y concentrarnos en nosotras, es muy sano y recomendable.
Organízate.
Como he dicho antes, siempre hay tiempo para cuidarse. Busca un hueco para ti a lo largo del día, madruga o aprovecha la hora del almuerzo para ir al box a entrenar. ¡Lo vas a agradecer!
Busca una compañero de batalla.
Una amiga o amigo que tire de ti para entrenar cuando la pereza acecha. Decir que no resulta mucho más complicado cuando has quedado con otra persona.
No pienses, simplemente…¡hazlo!
Al comienzo de cualquier entrenamiento te vendrán a la cabeza mil pensamientos negativos: ¿Qué hago yo aquí? ¡Con lo bien que estaría en casa!. Todas tus preocupaciones e indecisiones desaparecerán en cuando tu cuerpo y tu mente empiecen a entrar en calor. Y los resultados positivos aparecerán. ¡Te lo aseguro!
Márcate retos, pero tampoco te agobies.
Además de superarte día a día con el wod, apúntate a una competición, race o evento de tu nivel cerca de casa. Te animará a tomarte los entrenamientos más en serio y a poner a prueba tus límites. ¡Ya verás que divertido!
Cuida tu alimentación, come de todo y bien.
No hagas tonterías con la comida por adelgazar más rápido. Para hacer deporte necesitas que tu cuerpo tenga la gasolina adecuada. Si no, no te funcionará a pleno rendimiento.
No tengas vergüenza en preguntar, nadie ha nacido sabiendo.
Si hay algún ejercicio que no te sale, si crees que hay algo que estás haciendo mal o te gustaría mejorar: ¡Pide ayuda! Si hay algo que sobre en todos los box es compañerismo. El ambiente de camaradería que se crea entorno al crossfit es brutal. Aquí no existe el más fuerte o la más musculosa, todos son compañeros dispuestos a echarte una mano en lo que necesites.
Y lo más importante de todo: ¡Disfruta!
Ya tenemos suficientes obligaciones en la vida como para marcarnos una más. Es tu tiempo libre, pásatelo bien con cada Wod del día, con tus compañeros del box y contigo misma. ¡Te lo mereces!
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Antes que nada que agarre bien la kettlebell…