¿Cómo afecta el deporte al desarrollo infantil?

Se sabe que el deporte influye en la prevención de múltiples enfermedades, tanto en niños como en adultos, pero hay algunos mitos que necesitan una explicación: si un niño hace trabajo de fuerza, ¿puede afectar a su talla final de crecimiento? ¿Puede poner en riesgo su sistema músculo esquelético si realiza un trabajo específico de cualquier disciplina deportiva? Una disciplina muy exigente, ¿puede suponer mayor riesgo de alteraciones psicológicas posteriores? Desde Infowod queremos dar respuesta a estas cuestiones, ya que el desarrollo psicológico y físico adecuado de los hijos es un tema que preocupa a muchos padres.

Si echamos un vistazo al estado nutricional de los niños hoy en día, hay una cosa clara: ha aumentado considerablemente el índice de obesidad entre los menores de edad.

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Esto es algo realmente preocupante, ya que se considera uno de los principales problemas de salud en esta franja de edad en el siglo XXI, aunque a través del estudio ALADINO  se confirma que, desde el año 2011, la prevalencia de sobrepeso y obesidad se mantiene estable en un 23 y un 18% respectivamente. Un niño con sobrepeso está predispuesto, al igual que el adulto, a un mayor riesgo de enfermedades metabólicas, coronarias, músculo esqueléticas y psiquiátricas, solo que con muchos más años de evolución que en el adulto, lo que empeora su pronóstico. Por lo que de aquí ya se puede deducir que una cultura deportiva inculcada en los niños va a prevenir a la sociedad futura de graves enfermedades.

En los boxes de entrenamiento se pueden encontrar ya clases dirigidas específicamente a los más pequeños, pero lo primero que hay que dejar claro es el objetivo de estas sesiones: SALUD. No va a salir un competidor de 8, 10 o 12 años, no a esa edad, ya que podría crear un estrés emocional que le produjera el efecto contrario al deseado, perder el interés por el deporte y dejar de practicarlo; además, no está demostrado que las especializaciones en actividades deportivas a una edad tan temprana conlleven un mejor rendimiento posterior. Se les debe preparar para que en los años sucesivos, y cuando el niño decida si quiere aprovechar sus dotes deportivas para transformarlo en su profesión, tengan una base sólida de disciplina y espíritu deportivo que les lleve a cosechar éxitos, o simplemente adquiera unos hábitos que mejorarán su triángulo físico, psíquico y social.

Pero, ¿qué ocurre exactamente a nivel anatómico y fisiológico?

– A nivel óseo, uno de los datos más importantes es la densidad del hueso. La actividad física está significativamente asociada con mayores ganancias en la densidad mineral ósea volumétrica trabecular y el índice de fuerza ósea.  Las contracciones musculares, junto con la acción de la gravedad, van a ejercer una presión sobre el esqueleto que va a adaptarse a los requerimientos necesarios individuales. Esto quiere decir que un niño que realiza deporte de forma regular va a tener una composición ósea más potente, que le va a permitir soportar mejor las fuerzas que sus músculos realizan en la actividad diaria y que, por lo tanto, durante la etapa de crecimiento, el deporte puede influir en la conformación de la arquitectura ósea. Dentro del tipo de ejercicios parece ser que los ejercicios de fuerza son los que mayor cambio influyen en cuanto al aumento de densidad ósea.

– A nivel muscular, el deporte genera mayores cambios anatómicos que en el hueso. Un aumento de la grasa acumulada en tejido predispone a un aumento de la resistencia a la insulina y una alteración en la tolerancia de la glucosa, que predispondrán a enfermedades metabólicas, por lo que disminuir el porcentaje de grasa será un objetivo de la actividad física en el niño, más aún si tiene problemas de sobrepeso. Además, un aumento del tono muscular de músculos agonistas (los que se encargan de un movimiento a través de su contracción muscular)  y antagonistas (los que ejercen la acción contraria al agonista), le ayudará a mantener una correcta posición, impidiendo que malas posturas perjudiquen el desarrollo de la arquitectura ósea, tal y como se ha comentado en el punto anterior. Un músculo entrenado tendrá también una mayor flexibilidad y resistencia, que disminuirán la incidencia de lesiones.

– Además, se han demostrado mejoras produciendo un bienestar psicológico y social, con un aumento en la autoconfianza que le ayuda a relacionarse socialmente. Aprenden a superarse, aplicando esa actitud a otras facetas de su vida, incluso en su época laboral posterior.

Entrenamiento de fuerza en niños

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Durante las últimas décadas del siglo XX , el entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes sufrió rechazo por parte de profesionales y de la sociedad en general. Los motivos eran, básicamente, un aumento en el riesgo de lesiones a edades tempranas y un negativo desarrollo físico. Gracias a un estudio sobre el entrenamiento de la fuerza en la prepubescencia, realizado por la asociación “National Strength and Conditioning Association” en 1985 y sus posteriores revisiones, este concepto ha cambiado, ya que se confirman los beneficios de esta práctica deportiva en los niños, siempre que esté supervisado por profesionales que adecúen el trabajo neuromuscular a las necesidades de cada uno, teniendo en cuenta la edad y el desarrollo individual. Se estima que el riesgo lesivo es tan bajo como de 0.0012-0.0035 lesiones por cada 100 horas de entrenamiento, lo que constituye un riesgo similar o menor que el asumido en otras actividades deportivas y recreativas practicadas habitualmente a esas mismas edades. Por otro lado, tampoco hay evidencias científicas que demuestren una alteración en el crecimiento en niños que practiquen ejercicios de fuerza.

La edad de inicio de este tipo de entrenamientos no está clara. Antes se consideraba que hasta que no finalizaban el proceso madurativo completo (entorno a 18 años) no se recomendaba empezar esta práctica. Sin embargo, actualmente se ha demostrado que la maduración biológica y motriz de cada niño, en comparación con niños de la misma edad y condición, es lo que determina el inicio de los ejercicios de fuerza. Por norma general suele ser a partir de los 7-8 años, que es la edad en la que se suele comenzar la práctica de otras habilidades.

Por tanto, según los diferentes estudios y artículos consultados, se puede afirmar que en general los niños deben realizar actividad física regularmente sin especializaciones concretas dentro de las disciplinas deportivas. Hay que tener en cuenta, por otro lado, algunos casos excepcionales en los que se requiere un control más estricto por parte de profesionales de la salud y el deporte y un trabajo más específico. Los ejercicios de fuerza y resistencia están, pues, indicados siempre que se conozcan las limitaciones individuales y partiendo de una base técnica sólida en la que no haya ejecuciones que provoquen lesiones, sobre todo en edades pediátricas (menores de 14 años).

Mi consejo como entrenadora de CrossFit y Graduada en Medicina es que busques a profesionales cualificados que sepan desarrollar programaciones para los más pequeños.

¿Alguna duda sobre este tema? Deja un comentario y estaré encantada de poder ayudarte.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Informe estudio ALADINO (msssi), 2015
  2. Farr JN, Laddu DR, Blew RM, Lee VR, Going SB. Effects of physical activity and muscle quality on bone development in girls.. Med Sci Sports Exerc. 2013 Dec;45(12):2332-40
  3. Goodpaster BH, Krishnaswami S, Harris TB, et al. Obesity, regional body fat distribution, and the metabolic syndrome in older men and women. Arch Intern Med. 2005;165:777–783
  4. Farr JN, Funk JL, Chen Z, et al. Skeletal muscle fat content is inversely associated with bone strength in young girls. J Bone Miner Res. 2011;26(9):2217–25
  5. Larsen MN, Nielsen CM, Helge EW, Madsen M, Manniche V, Hansen L, Hansen PR, Bangsbo J, Krustrup P. Positive effects on bone mineralisation and muscular fitness after 10 months of intense school-based physical training for children aged 8-10 years: the FIT FIRST randomised controlled trial. Med. 2016 Jun 13
  6. National Strength and Conditioning Association. Position paper on prepubescent strength training. Nat Strength Cond Assoc., (1985)
  7. Peña G y col. Iniciación al entrenamiento de fuerza en edades tempranas: revisión. Rev Andal Med Deporte. Marzo 2016;9(1):41–49.
  8. American Academy of Pediatrics. Weight training and weight lifting: information for the paediatrician. Phys Sports Med, 11 (1983), pp. 157-161

2 COMENTARIOS

  1. Buenos días Marta,

    he leido que el crossfit en niños puede afectar al núcleo del cartílago de crecimiento en niños. Tengo un hijo de 13 años, aunque su constitución física es de 11. Querría empezar con el entrenamiento, pero no estamos seguros. Podrías darme tu opinión?
    Muchísimas gracias

  2. Buenos días Gemma.

    El cartílago articular puede verse afectado en niños, pero también en adultos, dependiendo de la cantidad de tiempo y el tipo de presión al que sometes a la articulación. El principio la epífisis de crecimiento no debería verse afectada con un tipo de entrenamiento adecuado a su edad y su desarrollo locomotor. Lo mejor es que os asegureis de que el entrenador/a sepa lo que hace, y que haga una buena valoración del sistema músculo esquelético del niño.

    Gracias a vosotros

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