- DEFINICIÓN DE FISIOLOGÍA DEL EJERCICIO
Es la ciencia que estudia los procesos fisicoquímicos que se dan en los seres vivos en su relación con el entorno. Estudia las respuestas y adaptaciones del cuerpo humano al esfuerzo físico, si lo hacemos más simple, estudia que pasa en nuestro cuerpo cuando entrenamos.
Y esto lo podemos dividir en 3 ámbitos:
- Deporte de competición (profesional o no profesional). El entrenador debe basarse en esta ciencia para realizar las planificaciones del entrenamiento y así poder mejorar el rendimiento de sus atletas.
- La actividad física y la salud: Cuando un entrenador PROFESIONAL, aplica esta ciencia tanto para desarrollar la planificación del entreno como a la hora de impartirlo, ayudará a mejorar la capacidad funcional del individuo y, por lo tanto, su salud.
- La clínica: Si esta ciencia es bien aplicada por el entrenador, el individuo, estará más sano y estará más protegido contra enfermedades.
- TRANSFERENCIA ENERGÉTICA DURANTE EL EJERCICIO
En este punto, vamos a desgranar la interacción de los diversos sistemas energéticos del organismo en la transferencia energética durante el reposo o el ejercicio físico de diferentes intensidades. Y es que nuestro cuerpo reacciona de manera diferente al hacer un sprint de 100 o un levantamiento máximo en los cuales hacemos un gasto hasta 50 veces mayor que en reposo, que en una media maratón donde tanto solo será de entre un 15 o 20 veces mayor que el reposo.
Para poder analizar esto de una manera correcta, tenemos que diferenciar entre tres vías energéticas: ATP-CrP, ácido láctico y sistema aeróbico.
- ATP-CrP o sistema de energía inmediata
Este sistema energético es el que usa nuestro organismo cuando hacemos un esfuerzo muy elevado en un periodo de tiempo muy corto como por ejemplo 100 mts sprint, 25mts de natación, un dos tiempos….y que necesitan unas grandes cantidades de energía de forma inmediata. Para ello, nuestro organismo usa grandes cantidades de fosfatos de trifosfato de adenosina o ATP y Creatina de Fosfato que se almacenan de manera intramuscular. Esto se denomina fosfágenos.
Cada kilo de músculo esquelético almacena unos 5 milimoles de ATP y unos 15 de CrP. Esto quiere decir que si una persona tiene una masa muscular de 30kg, entre 570 y 690 milimoles de fosfágenos. Si por ejemplo el esfuerzo físico que se está realizando activa 20kg de esa masa muscular, los fosfágenos almacenados podrían ser usados durante un paseo rápido de un minuto, una carrera lenta de unos 30”, un sprint de 8” o un levantamiento de 3”. Por ejemplo, si hablamos de una carrera de 100mts, el sprinter no podrá mantener ese ritmo más allá de esos 8 o 9 segundos y tendrá que ir desacelerando porque sus fosfágenos se habrán agotado. Por lo tanto, la cantidad de fosfágenos intramusculares influyen directamente en la capacidad de crear energía rápida.
Por otro lado, la velocidad de degradación de estos fosfágenos, viene dada por la enzima creatina quinasa que influye en la hidrólisis de la CrP que sintetiza ATP.
Aunque todos los movimientos usan fosfatos de alta energía, muchos de ellos, usan casi de manera exclusiva este sistema de transferencia de energía, como por ejemplo, la lucha libre, la halterofilia, la gimnasia artística, el lanzamiento de peso, disco, jabalina, salto con pértiga, 100 mts lisos… Para otros más largos como el fútbol, baloncesto u hockey, otras fuentes de energía reponen casi constantemente estos niveles de fosfágenos.
Para poder recargar nuestros niveles de fosfágenos de alta intensidad, necesitamos hidratos de carbono, proteínas y grasas.
- Ácido láctico o sistema de energía a corto plazo
Para poder realizar ejercicio de alta intensidad durante un periodo más largo de lo que permite el sistema de energía inmediata, los fosfágenos intramusculares deben estar sintetizándose de manera continua. Para ello, durante el ejercicio intenso, el glucógeno intramuscular que tenemos almacenado, nos sirve de fuente de energía para fosforilar el ADP durante la glucogenólisis anaerobia, formando así el lactato.
Sin un aporte o utilización adecuada de oxígeno para aceptar todos los hidrógenos que se forman en la glucólisis, el piruvato se convierte en lactato. Este proceso mantiene la formación rápida de ATP mediante fosforilación anaeróbica a nivel del sustrato.
La energía anaeróbica, para sinterizar ATP a partir de la glucólisis, la podemos contemplar como una reserva de energía que se activa cuando el cociente demanda oxígeno/utilización de oxígeno es superior a 1.0, como por ejemplo en los últimos metros de una carrera de 1.500 metros.
El lactato y su acumulación en sangre
Aun estando en reposo, se generan cantidades minúsculas de lactato; sin embargo, la eliminación por el músculo cardiaco y los músculos esqueléticos inactivos equilibran su producción, con lo que no hay una producción neta de lactato. Solo cuando la eliminación de lactato no corre paralela con su producción, se acumula lactato. El entrenamiento aeróbico da lugar a adaptaciones celulares que aumentan de eliminación de lactato, de forma que solo se acumule en ejercicios de alta intensidad.
Capacidad de producción de lactato
La capacidad para generar concentraciones altas de lactato durante el ejercicio aumenta la potencia máxima durante periodos cortos. Dado que los tejidos utilizan constantemente lactato durante el ejercicio, la concentración de lactato en sangre puede subestimar significativamente la producción total de lactato. La capacidad para generar una concentración elevada de lactato en el ejercicio máximo aumenta con un entrenamiento específico para un sprint y la potencia; por consiguiente, su sustracción disminuye esta ventaja.
Los deportistas anaeróbicos bien entrenados que hacen ejercicio de forma máxima durante periodos cortos generan concentraciones sanguíneas de lactato de un 20 a 30% mayores que personas que no entrenan de manera similar. El aumento de los depósitos intramusculares de glucógeno con el entrenamiento de alguna manera proporciona una cantidad de energía mayor a través de la glucólisis anaeróbica.