TOC: Esos rituales que haces y que favorecen tu rendimiento en el deporte.
¡Confiésalo! Tú también te has identificado con el título, y es que los deportistas tenemos una tendencia natural a generar rituales casi obsesivos (o sin el casi) a la hora de entrenar o de enfrentarnos al momento de la competición. Por no hablar de las manías o las supersticiones, que son cosas distintas.
Tranquilo, es normal y no tiene por qué guardar relación con el TOC patológico (Trastorno Obsesivo-Compulsivo) o no tan patológico que algunos podemos tener (lo reconozco, tengo que cerrar el coche tres veces antes de alejarme de él o corro el riesgo de que los cielos se abran y numerosas desgracias en cadena caigan sobre mi cabeza). Y es que es normal que una gran mayoría de nosotros tengamos alguna de estas pequeñas manías diarias pero sin que supongan un problema que controle nuestras vidas. En los casos patológicos, esto puede generar importantes limitaciones, donde las obsesiones se traducen en pensamientos invasivos y repetitivos que generan un elevado malestar, y que es neutralizado por las compulsiones o rituales (repeticiones de conducta o de pensamiento) que disminuyen la ansiedad provocada por las anteriores, condicionando el día a día de las personas que sufren este trastorno.![]()
En el caso de los deportistas, ¡tenemos buenas noticias! Estos rituales son muy habituales y favorecen el rendimiento. Tenemos muchos ejemplos, como el archiconocido ritual de Rafa Nadal antes de cada saque (limpia la línea de saque, sacude suela izquierda, suela derecha, calzoncillo, hombro izquierdo, hombro derecho, nariz, oreja izquierda, nariz, oreja derecha… casi nada), o Ruth Beitia cuando encaraba el momento de saltar el listón en su prueba de salto de altura, con su posición de cuerpo y brazo levantado, con movimiento de dedos incluido y su mirada fija, o ese momento de Anne Thorisdottir avanzando segura hacia la barra, adoptando esa posición erguida con sus manos abiertas de una forma tan característica, respiración profunda, movimiento de cabeza y agarre de la barra, siempre con el mismo proceso.
Tampoco tenemos que irnos a deportistas profesionales. Seguro que tú también tienes tus propios rituales, además de tus propias manías. No me digas que no intentas ponerte siempre en el mismo sitio para entrenar (esto es una manía), o que en el momento previo a hacer un levantamiento pesado no haces una serie de acciones determinadas como mirar fijamente la barra, hacer una inspiración profunda, darte unas palmadas en los muslos, visualizar el gesto que vas a hacer o enviarte un mensaje mental (esto son rituales de activación y concentración). Siempre son las mismas acciones y preceden al momento clave, ya sea de un levantamiento concreto o en la competición en el momento de la cuenta atrás.
Y es que todas estas pautas tienen un efecto directo sobre nuestra mente y por ende, sobre nuestro rendimiento. En el caso de los rituales, estos consiguen que nuestro cerebro aumente la concentración y centre nuestro foco de atención, nuestro esfuerzo y toda nuestra energía en el ejercicio o la prueba que voy a realizar. ¿Has reconocido tu ritual? Estos ponen nuestra mente en formato “ready: es el momento, ¡a por ello!”
Por lo tanto, podemos considerar estas acciones como herramientas que surgen de manera automática y fluida en cada deportista, que son muy personales y que se convierten en rutinas que ofrecen seguridad y confianza, y por tanto alejan las sensaciones y pensamientos negativos.
Por otro lado estarían los “rituales” de cómo vestirse, cómo ponerse las muñequeras o el hecho de escuchar determinada música antes de competir y que podrían entrar dentro de la categoría de “manías”. Estas favorecen la activación y los pensamientos positivos y de control sobre la situación, así como pone nuestra mente en formato “on: es momento de entrenar/competir”.
¡Ojo! Que también podemos hablar de “la camiseta de las competiciones” o la norma no escrita de “nunca estrenes zapatillas en una competición”. ¿Superstición o, en este caso, lógica? Pero las supersticiones son otra historia que merece ser contada en otro momento.
Y tú, ¿qué rituales, manías o supersticiones tienes? ¡Te leo!









